sábado, 14 de abril de 2012

El Titanic y la caja de costura


En el rincón de la abuela había una vieja cajonera, una de esas que se usaban antiguamente para tener la ropa de los bebes. Era muy parecido a esos muebles que ahora se encuentran en las tiendas de accesorios para el bebe, con tres cajones y una tapa  que es donde esta la bañerita. Probablemente allí no hubo nunca una bañera pero si se que era lo que se llamaba un mueble de recién nacido. También se que se lo construyeron cuando nació mi padre.
En ese cajonero mi abuela Ángela guardaba las cosas de costura. Sus hilos, las lanas para tejer, la cajita con los botones, los pedacitos de tela que guardaba para hacer reparaciones en nuestros pantalones…
Pero en el cajón de más abajo, en un rincón había varias cosas que creo que ella quería tener siempre cerca. Recuerdos de su boda, algunas fotografías y un par de cartas.
Esas cartas me llamaron siempre la atención, primero porque tenían unos sellos muy diferentes de los que yo estaba acostumbrada a ver, con la cara de Paquito.
Yo sabía que a mi abuela no le gustaba que curiosease en ese cajón, pero la curiosidad pudo más. Mi madre me pilló mirando las fotos, unas fotos antiguas de esas con cartón detrás y me dijo que esas cartas y esas fotos eran recuerdos de la familia de mi abuela. Y que esa señora tan emperifollada era la tía de mi abuela y que era una superviviente del Titanic.
Yo no sabia que era eso del Titanic y cuando me lo contaron, con mis seis o siete añitos imaginé que era una especie de hecatombe, un Apocalipsis como esos que nombraba el catecismo que mis compañeras estudiaban un ratito cada día.
Cuando crecí me interesé por esa historia y nunca más pude desligar el Titanic de la caja de costura de mi abuela.
Hace unos meses mis padres me trajeron esa vieja foto junto con las cartas y con ellas volvió nítido el recuerdo.
Ella se llamaba Florentina Duran y Moré y el Julià Padró Manent y corria el año 1947
Hoy empiezo este blog, Que está dedicado a una persona muy especial para mi.
Ángela era mi abuela y su rincón era una especie de paraíso, un refugio donde los problemas no existían y donde todo podía suceder.
En ese rincón, junto a la ventana, con su vieja maquina de coser y sus labores mi abuela pasaba parte del dia y era donde siempre me recibía cuando volvía de la escuela.
Hace muchisimos años que ella no está. Yo tenia solo 9 cuándo murió y me dejó el vacío mas grande que he sentido en toda mi vida.
Durante mucho tiempo he estado recopilando cosas sobre su vida, cosas que me ha contado mi madre o que descubrí rebuscando entre viejos papeles.
Mi intención es hacer de este lugar un sitio donde volcar todas estas cosas.